Hada puede ser un lunes pájaro del río, conversar con el rumor del agua, que fluye tranquila sobre el lecho de arena ancho, protegido por las riberas y animado por las islitas interiores del caudal. Puede convivir con los demás pájaros y animales del entorno y con los viajeros ocasionales que se acercan al río para pensar, pasear, dibujar, pernoctar, o disfrutar allí a menudo durante las vacaciones estivales. Se deja ver con sus plumas de colorines y sus gorjeos preciosos, ofreciendo entusiasmo a todas las miradas.
Hada puede ser un martes un pez de ese mismo río, abrir las aguas profundas o superficiales con su cuerpecito de aletas, y rogar al cielo que, si cae en un anzuelo, el pescador la devuelva al agua. En algunas ocasiones, cuando la gente despistada o los pirómanos queman los árboles y la hierba, ella se hincha como un globo gigantesco, tras beber inmensamente, al igual que los demás peces, y juntos se dedican, invisibles, a apagar los fuegos con el agua de sus cuerpos crecidísimos.
Hada puede ser un miércoles un insecto, revolotear, revolotear, revolotear, tocar la tierra o los tallos vegetales, sentirse ligera, ligera, ligera. Puede subirse a las manos de alguien y notar el tacto humano.
Hada puede ser un jueves flor, con su corola y su cáliz, sus hojitas y su perfume de señora o señorita, o caballero, probar un día el jugo de sus raíces y otro dìa degustar la savia del árbol que la engendra, soñarse adornando los pies de la Virgen de Linares, sentirse bonita.
Hada puede ser un viernes piedra, elegir entre una existencia de canto rodado, china de las orillas del río o piedra angular del cielo, situada por azar en cualquier recoveco.
Hada puede ser un sábado árbol, aliso o álamo, por citar algunos, saberse esbelta o tronco inclinado que deja cruzar a todo el mundo el río de orilla a orilla, para salvarles la vida, notar que la humedad del agua nunca le permitirá tener sed, enfrentarse a los rayos,participar de las estaciones del año, ser acariciada por el sol y dar cobijo.
Hada puede ser un domingo simplemente Hada, una persona mitad realidad y mitad fantasía, Hada del río de la vida.
Ni siquiera el orden de los días de la semana que transforma a Hada es siempre igual, ni la posibilidad de ser una cosa u otra. Hada, como es hada, puede presentarse bajo el aspecto de cualquier ser.
Hada está en la luz del sol, en la diáfana y en la de los días nublados.
Hada está en la luz de las estrellas y en todas las luces reflejadas de la luna.
Hada está en uno y otro corazón de cualquier especie.
Hada, en realidad, es un trocito de alma de cada alma, no importan ni la edad, ni el sexo, ni la raza, ni la cultura o mentalidad. Para encotrarse con ella sólo basta mirar hacia dentro, allí donde nos sentimos individuales y a la vez parte del mundo.
Para siempre
Hada es Hada y lo será para quien haga un hueco en su ser y quiera sencillamente existir, ser uno mismo, ya que la vida no consiste en tener ni acumular porque sí.
Hada es Hada y Hado, aunque nunca debe confundirse con el destino, ni con otras palabras parecidas, pues probablemente el destino depende bastante de nosotros, porque somos libres y libres luchamos por una Tierra más humana y limpia, donde no quepan el infierno de la violencia o la contaminación del río de Hada, por poner ejemplos.
Hada es Hada y, por eufonía, lleva un El, determinante artículo, delante. Es también él y ella y ello.
Ahora
No importa con qué nombre se conozca a Hada en cada civilización. Lo que más identifica a Hada es su bondad y su buen humor. Si alguien piensa que Hada carece de estos valores humanos, realmente no conoce a Hada.
Hada ha creado a todas las Hadas. Por esa razón los niños enseguida la ven, porque no son inmunes a lo maravilloso. Y es sanísimo para todos que no perdamos nunca al niño o a la niña que fuimos.
¡¡¡Un brindis por el futuro de Hada, bellísimo nombre!!!
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